Por: Tany G Fernández G
I
Algunos duermen.
Creen haber muerto
tras cerrar los ojos
con la rutina.
Afuera
mueren otros,
de amor, de rabia,
la ternura los inunda.
Y mueren, tras la última bendición.
Se cierran: una y dos veces.
Y vuelven a levantarse.
II
Mientras tanto
alguien cierra para siempre
la tierra, la pared.
Pone la última piedra
la arena que queda
porque ya no hay manera de volver.
III
Desde afuera
lo observo todo:
a los padres
a los hermanos
al esposo
a los hijos
todos en un sólo dolor:
un mismo color.
Y yo,
a unos pasos de ellos,
me dejo vivir
con el verde, con la luz,
con el último silencio
abrazado a ella.
Con la última piedra
que el sepulturero
luego pondrá en mí.
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