Por: Tany Giselle Fernández Guayana
Mi casa
se ha vuelto más extraña.
Los muebles ya no me miran
y el rincón donde te escribí
es ahora polvo.
Mi corazón
también se ha vuelto extraño.
Se saca de adentro
como si alguien
lo estuviera persiguiendo.
Mi mente
se ha vuelto más extraña.
Los pensamientos transitan
y se van como los dientes de león
cuando un soplo los arrulla.
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