Sylvia Plath
Fue una escritora y poeta estadounidense. Es considerada una de las cultivadoras del género de la poesía confesional. Nació en Boston en 1950. "Sus padres, Otto Emil Plath y Aurelia Schober, eran ambos de ascendencia alemana. Él daba clases de alemán y biología en la universidad, y ella de inglés y alemán. Juntos tuvieron a Sylvia, la mayor, y a Warren, que nació en 1935" (Palomar, 2022, p.1).
Sylvia ya tenía un gusto por escribir, (a los 9 años había publicado un poema en un diario local), pero fue la muerte de su padre por una diabetes no tratada, lo que dio inicio a sus famosos diarios de vida, que fueron escritos hasta su muerte. "Su muerte destrozó por completo a la joven Sylvia, que con nueve años sufrió su primera depresión. Lo admiraba pero su relación era bastante problemática (ya que era un hombre muy autoritario)" (Palmar, 2022).
Su excelencia académica le otorgó una beca en el Smith College en 1950, una universidad privada femenina en Massachusetts. "Aquí comenzó su cuestionamiento al rol social de la mujer, a la rutina femenina, amarrada en la casa, que debe cocinar a su familia" (mujeresbacas.com). Allí cursó literatura donde se destacó por ser sumamente perfeccionista y aplicada. Escribía, pintaba y tocaba el piano" (Palomar, 2022).
Dos años después se graduó y obtuvo beca Fullbright para ampliar estudios en la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En el primer año de universidad, la escritora intentó quitarse la vida. Allí conoció al también poeta Ted Hughes, con quien se casó y tuvo dos hijos (Grijalbo Mondadori, 1999). "Se trasladaron a Estados Unidos, donde residieron entre 1957 y 1959. Plath empezó a dar clases en el Smith College y siguió con su labor creativa. En Boston, Sylvia asistió a los seminario de Robert Lowell, donde coincidió con la poeta Anne Sexton, con quien se la compara muchas veces. Al poco tiempo, descubrió a su marido le fue infiel con una estudiante en el campus, cosa que la quebró por completo" (Palomar, 2022). Luego se trasladaron a Londres donde se pronunció su vida tormentosa ya que tuvo un aborto espontáneo, seguían las infidelidades y empezó a sufrir malos tratos por parte de su marido, así que decidió divorciarse.
Se quedó en Londres junto con sus dos hijos Frieda y Nicholas viviendo en un apartamento en el que había vivido W.B. Yeats, algo que Sylvia consideró un buen presagio. En el invierno de 1963 al verse sola, con dos niños, alejada de su ciudad natal, enferma y con problemas económicos decidió quitarse la vida metiendo la cabeza dentro del horno y abriendo la llave de gas, mientras dejó preparado el desayuno de sus hijos, quienes se encontraban en casa durmiendo. Fue enterrada en el cementerio de Hepton Stall, en West Yorkshite (Palomar, 2022).
Plath, que estuvo clínicamente deprimida durante la mayor parte de su vida adulta y fue tratada varias veces con terapia electroconvulsiva (TEC). En 1963 Sylvia se suicida en su piso de Londres. En vida publicó el libro de poemas El coloso (1960). Tras su muerte aparecieron Ariel (1965) y Cruzando el agua (1971). En 1981 la educación de su Poesía completa mereció el premio Pulitzer.
CONTEXTO HISTÓRICO
Allende se había postulado para presidente de Chile antes; la foto es de sus partidarios en 1964
Durante la mitad del siglo XX se denominó el Siglo americano dada su potencia dominante en el mundo a nivel político, militar, económico y cultura ejercido. Se le denomina así como herencia del Imperio británico como anterior potencia.
El siglo estadounidense desarrollado durante la Guerra Fría reflejó a Estados Unidos como la más poderosa de las dos superpotencias del mundo. Desde mediados del siglo xx, el Estado estadounidense se caracteriza por ser una república federal y constitucional regida bajo un sólido sistema capitalista.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se encontró en el cenit de su supremacía global: el país no sufrió la guerra en su territorio y la economía había logrado dejar la Gran Depresión atrás con un sólido crecimiento. El país producía la mitad del carbón del mundo, dos tercios del petróleo y generaba más de la mitad de la electricidad. La guerra había supuesto el dominio estadounidense sobre el comercio y las comunicaciones.
Estados Unidos era uno de los principales productores agrícolas del mundo, con un sector primario extenso y moderno, además de grandes reservas de recursos minerales y energéticos y un sector industrial enorme.
A nivel político y económico, muchas naciones de todo el mundo adoptaron las políticas económicas planteadas por el Consenso de Washington, a veces en contra de la opinión mayoritaria de sus propias poblaciones.
ESTILO POÉTICO
Del archivo de https://akantilado.wordpress.com/2020/02/03/sylvia-plath-el-no-ser-perfecta-me-hiere/
De la biblioteca personal
La escritura de Sylvia Plath es caracterizada por la transparencia, por el deseo de mostrar las cosas aunque no sean como queremos: ese manifestar el paso del tiempo y las imperfecciones, esa atención específica hacia a la mujer en un mundo hecho y gobernado para hombres (unamujerdepalabra, 2018).
Su aproximación al dolor, a la enfermedad mental y al sufrimiento la convirtieron en una de las máximas exponentes del género confesional, plasmado de manera brillante en sus versos descarnados (Palomar, 2022). Es así como "la visión del mundo la hizo debatirse entre una realidad donde ella era una señora, madre y dueña de casa, y a la vez una intelectual que mediante la poesía habló del dolor, sobre el género, cuestionó el rol social de la mujer y la censura de sus posibilidades" (mujeresbacanas.com, s.f). De esta manera, su contenido poético es autobiográfico.
La poesía confesional es un género poético que emergió en Estado Unidos a mitad del siglo XX. Consiste en la expresión de detalles íntimos de la vida del poeta donde es constante el uso del “Yo” poético, expresando y describiendo momentos particulares de la experiencia individual. En pocas palabras, los poetas confesionales se quitaban su máscara de poetas y reflejaban todo su ser en los versos (masliteratura.com, s.f).
Los temas a tratar eran controversiales y poco comunes de la época como sus problemas personales, sus preferencias sexuales, sus lamentos en la vida, la constante romantización del suicidio y la vivencia de enfermedades mentales. John Berryman, Anne Sexton, Robert Lowell, Allen Ginsberg y Sylvia Plath reivindicaron el "uso del material crudo, íntimo y psicológico, proveniente de sus propias vidas" (Iriarte, 2004)
INFLUENCIAS
T.S. Eliot
Emily Dickinson
W.Y Yeats
Virginia Woolf
Robert Frost
PELÍCULA
EN VOZ DE OTROS:
Sylvia Plath
SUS POEMAS
Poema representativo
ESPEJO
Soy plateado y exacto. No tengo prejuicios.
Todo lo que que veo lo trago de inmediato
tal como es, sin que me empañen ni el amor ni el disgusto.
No soy cruel, soy sincero,
el ojo de un pequeño dios de cuatro ángulos.
La mayor parte del tiempo la paso meditando sobre la pared de enfrente.
Es rosada, con manchas. Tanto la miré que
me parece que ya forma parte de mi corazón. Aunque con intermitencias.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.
Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mi,
buscando en mi extensión su verdadero ser.
Después se vuelve hacia esas mentirosas, las velas o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Ella me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Ella viene y va.
Es su cara, cada mañana, la que reemplaza la oscuridad.
En mi, ella ahogó a una muchacha, y en mí, una vieja
se alza hacia ella día tras día, como un pez terrible.
Poema recomendado
TRES MUEJRES
PRIMERA VOZ
Estoy tranquila. Estoy tranquila. Es la calma que antecede a lo terrible:
El instante amarillo, anterior al viento caminante cuando las hojas
Voltean sus manos y muestran su palidez. Aquí realmente hay calma.
Las voces retroceden y se ensordecen.
Las sábanas y los rostros blancos se han detenido
Como esferas de péndulo. Sus jeroglíficos visibles
Devienen en cortinas de pergamino que me protegen del viento.
¡Esconden secretos tales en árabe, en chino!
Estoy muda y parda, soy una semilla a punto de reventar.
Lo que en mí es negro está muerto, es decepcionante:
No desea ser más, nada.
El crepúsculo me cubre de azul como una María.
¡Color de distancia y olvido!
¿Cuándo vendrá la suplente, dónde se romperá el tiempo?
¿Será devorada por la eternidad, y dónde me oscureceré?
Hablo conmigo misma, sólo conmigo, yo desvarío-
Estoy llena de desinfectantes rojos, presta al sacrificio.
La espera pasa torpe en mis párpados, pesa como el sueño,
Como el peso del mar. Muy lejos, siento el primer vago
E inevitable mareo que carga sobre mí su pesadez de agonía
Y yo, concha resonante en esta playa blanca,
Afronto estas voces aciagas, este elemento terrible.
Sylvia Plath y su segundo hijo Nicholas
Poema no popular
ESCAYOLA
¡Nunca me liberaré de esto! Ahora soy dos personas:
ésta, completamente blanca, y la antigua, amarilla,
y la blanca es, sin duda, la más importante.
No necesita alimentos, es, ciertamente, uno de los santos
indudables. Al principio la odiaba, carecía de lógica propia.
Se pasaba los días en la cama conmigo, igual que un cadáver,
y yo me asustaba, pues su forma era idéntica a la mía,
aunque mucho más blanca, e irrompible, y jamás se quejaba.
Era tan fría que me tuvo despierta una semana.
Yo le echaba la culpa de todo, pero ella jamás respondía.
¡Qué ridícula conducta, yo no la entendía! Pero ella
guardaba silencio. La pegaba, pero no se movía,
pacifista sincera, y entonces me dije que deseaba mi amor:
comenzó a ser más cálida, y vi entonces sus muchas virtudes.
Sin mí no existiría, por eso me mostraba cariño.
Yo le daba alma, florecía de ella cual rosa
florece de un jarrón de porcelana barata,
era yo quien brillaba, no ella con su pulcra blancura,
como había pensado al principio. Yo entonces
la protegía un poco y ella estaba encantada, era claro
que su mente de esclava la regía.
Yo aceptaba su culto y a ella le encantaba.
Matinal, despertábame del sol al reflejo. En su torso
sorprendentemente albo lucía su pulcra
nitidez, y su calma y su dura paciencia:
mimaba mis debilidades como experta enfermera,
poniendo mis huesos en su sitio, para que se curasen.
Y, así, nuestro vínculo se volvió más firme.
Fue dejando de venirme tan justa, empezó a separárseme.
Yo notaba sus críticas a pesar de mí misma,
como si mis costumbres la ofendiesen de alguna manera.
Dejaba pasar las corrientes y volvióse distraída y lejana.
Y la piel me escocía y se me iba pedazo a pedazo
sólo porque ella me cuidaba con tanto desvío.
Vi por fin el misterio: se creía inmortal.
Quería dejarme, se pensaba superior a mí en todo.
¡Y yo que la tenía a oscuras, apilando rencores,
malgastando sus días al servicio de un semicadáver!
En secreto empezó a desearme la muerte. Y entonces
podría cubrirme la boca y los ojos, del todo cubrirme,
y llevar mi rostro pintado como funda de momia
con la faz faraónica, aunque fuera de barro y de agua.
Y yo no podía arrojarla de mí, se apoyaba
en mí tanto tiempo que me estaba volviendo inmóvil,
habiendo olvidado la manera de andar o sentarme,
por eso cuidaba yo mucho de nunca ofenderla
o jactarme imprudente de mi cierta venganza.
Esta convivencia era igual que vivir con mi tumba:
yo dependía de ella, aunque muy contra mi voluntad.
Solía pensar que podríamos vivir muy bien juntas,
tan unidas estábamos que pudieran pensarnos casadas.
Pero ahora comprendo que no compatíamos, que ella
sería una santa y yo fea e hirsuta, más tarde o temprano
tales diferencias caerían inanes, pues yo recobraba mi fuerza
y un día podría vivir sin su apoyo y entonces
su cáscara huera y muriente lloraría mi ausencia.