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LUIS GARCÍA MONTERO
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Nació Granada, España en 1958. Es poeta, crítico literario, ensayista y profesor de Literatura Española en la Universidad de Granada. Pertenece a la genración de los ochentas y postnovismo que hace parte de la corriente de la poesía de la experiencia.

Ha sido galardonado con los premios de poesía como el Adonáis, el Loewe y el Nacional de Literatura. Forma parte del Jurado del Premio Internacional de Poesía Generación del 27, uno de los más prestigiosos de habla hispana.

 

Además de cultivar el género lírico, es autor de dos novelas entre los que se pueden destacar "No me cuentes tu vida", una novela en la que se puede apreciar el lirismo narrativo.

ESTILO POÉTICO

Se destaca a la llamada "poesía de la experiencia", la cual se caracteriza por presentar una composición cercana donde priman la cotidianidad y la inmediatez.

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Foto sin descipción

Hay una tendencia a diluir el yo más personal en la experiencia colectiva, alejándose de la individualidad estilística y temática de los autores anteriores.

 

No obstante, trata de relacionarse con la tradición poética anterior acogiéndose a los postulados de Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma, Antonio Machado. También se acoge el Surrealismo y las imágenes impactantes de los poetas del Barroco español como  Ramón Jiménez.

Luis García Montero se destaca en su poesía por el narrativismo histórico-biográfico donde hay una estructura casi teatral o novelística con un personaje o protagonista que cuenta o vive su historia a través de la memoria, del recuerdo o del deseo. Además usa un lenguaje coloquial y por la reflexión a partir de acontecimientos o situaciones cotidianas.

INFLUENCIAS
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Federico García Lorca

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Gil de Biedma

Francisco Brines

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Rafael Alberti

DE SU VIVA VOZ:
Luis García Montero
SUS POEMAS
Poema representativo

A Federico, con unas violetas

Y recuerdo una brisa triste por los olivos

F. G. L

Después
de la prisa cansada de los últimos trenes
nada vuelve. Sólo queda
tu rostro sobre Broadway
y es difícil, de tanta soledad,
cerrar los ojos sin dudar que existes.

Absurda
esta lengua de fuego que parte el horizonte,
que se extiende indomable sobre los corazones,
multiforme y herida,
que revienta y parece
la sonrisa forzada de una máscara rota.

Sola
la ciudad se disfraza en un escalofrío
y sus ojos te apuntan
lineados y ciegos
como un rastro de dientes que se olvide en los hombros.

Entonces
el alcohol es la sangre que desnuda los labios,
porque viene la noche,
porque llega la muerte sobre un brazo doblado
para dejarte a solas con tus años.

Triste por los olivos,
mientras Harlem entorna sus ventanas,
el tiempo es una brisa que ya nadie recuerda.

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Luis García Montero de joven

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Luis García Montero y su esposa

Autógrafo en Una forma de orgullo. Caza de libros editores. Colombia, 2011

Poema recomendado

El lugar del crimen

Más allá de la sombra
te delatan tus ojos,
y te adivino tersa,
como un mapa extendido
de asombro y de deseo.
Date por muerta
amor,
es un atraco.
Tus labios o la vida.

Poema no popular

Primer día de vacaciones

Nadaba yo en el mar y era muy tarde,
justo en ese momento
en que las luces flotan como brasas
de una hoguera rendida
y en el agua se queman las preguntas,
los silencios extraños.

Había decidido nadar hasta la boya
roja, la que se esconde como el sol
al otro lado de las barcas.

Muy lejos de la orilla,
solitario y perdido en el crepúsculo,
me adentraba en el mar
sintiendo la inquietud que me conmueve
al adentrarme en un poema
o en una noche larga de amor desconocido.

Y de pronto la vi sobre las aguas.
Una mujer mayor,
de cansada belleza
y el pelo blanco recogido,
se me acercó nadando
con brazadas serenas.
Parecía venir del horizonte.

Al cruzarse conmigo,
se detuvo un momento y me miró a los ojos:
no he venido a buscarte,
no eres tú todavía.

Me despertó el tumulto del mercado
y el ruido de una moto
que cruzaba la calle con desesperación.
Era media mañana,
el cielo estaba limpio y parecía
una bandera viva
en el mástil de agosto.
Bajé a desayunar a la terraza
del paseo marítimo
y contemplé el bullicio de la gente,
el mar como una balsa,
los cuerpos bajo el sol.

   En el periódico
el nombre del ahogado no era el mío.

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