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MARY OLIVER
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Fue una poeta americana. Nació en Maple Heights, Ohio en 1935 y murió en 2019. Ganó el National Book Award y el Premio Pulitzer. El New York Times la describió en el 2007 como "Lejos, el poeta más vendido en este país".

Cuando fue adolescente, vivió brevemente en la casa de Edna St. Vincent Millay en Austerlitz, Nueva York, donde ayudó a la familia de Millay a revisar los documentos que el poeta dejó. A mediados de la década de 1950, Oliver asistió a la Universidad Estatal de Ohio y al Colegio Vassar, aunque no recibió un título (poets.org).

Publicó su primer libro en 1963, cuando tenía veintiocho años. Desde entonces, ha construido una amplia obra tanto en prosa como en verso (valparaisoediciones.es). Continuó publicando más de quince colecciones de poesía, incluyendo Blue Horses (Penguin Press, 2014); A las mil mañanas (Penguin Press, 2012); Cisne: Poemas y poemas en prosa (Beacon Press, 2010); Pájaro rojo (2008); Sed (2006); Por qué me despierto temprano (2004); Búhos y otras fantasías: poemas y ensayos (2003); Horas de invierno: prosa, poemas en prosa y poemas (Mariner Books, 1999); Viento del oeste (1997); Pino blanco (1994); New and Selected Poems (1992) que ganó el National Book Award; House of Light (1990) que ganó el premio Christopher y el L. L. Winship / PEN New England Award; y American Primitive (1983) por la que ganó el Premio Pulitze.

Es contemporánea de las poetisas Silvia Path y Anne Sexton, no obstante se aleja de su tipo de poesía para adentrarse en lo sencillo y la naturaleza, como también, en la crítica política. Es mejor conocida por sus reflexiones y observaciones de la naturaleza llenas de asombro, a menudo esperanzadoras, por eso "es un excelente antídoto para los excesos de la civilización", escribió un crítico de Harvard Review, "por demasiada agitación y falta de atención, y las convenciones barrocas de nuestra vida social y profesional. Es una poeta de la sabiduría y la generosidad. cuya visión nos permite mirar íntimamente un mundo que no es nuestro."

Vivió durante más de cuarenta años en Provincetown, Massachusetts, con su compañera Molly Malone Cook, fotógrafa y dueña de una galería. Después de la muerte de Cook en 2005, Oliver se mudó a la costa sureste de Florida. Oliver murió de cáncer a la edad de ochenta y tres años en Hobe Sound, Florida, el 17 de enero de 2019 a los 83 años (poets.org).

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La poeta Mary Oliver con su perro Ricky en su casa en Florida 2013. Tomada por:  Angel Valinetin 

CONTEXTO HISTÓRICO

​Nacida en un mundo moderno - contemporáneo donde el auge de la tecnología y el crecimiento acelerado han desplazado la sencillez de la vida, y en medio de una sociedad que ensancha  la desigualdad, el odio por la diferencia y la opresión al más desvalido, Mary Oliver centró su foco en la tranquilidad de los acontecimientos de la naturaleza y la palabra como forma política.

 

Es así como sus temas principales continúan siendo la intersección entre el mundo humano y el mundo natural, así como los límites de la conciencia humana y el lenguaje. Jeanette McNew describió que Oliver: "su poesía apunta a mirar debajo de las construcciones de la cultura y la razón que nos carga con una conciencia alienada para celebrar las visiones primitivas y místicas que revelan" (poetry fundation).

ESTILO POÉTICO

A pesar de haber sido contemporánea de las grandes poetisas confesionales y autobiográficas, su obra coge rumbos distintos de esa tradición. Su obra hace foco, en cambio, en dos ejes centrales: la fascinación por la naturaleza y el costado político de toda existencia. Ambos dialogan constantemente, para dar como resultado las instrucciones para vivir una vida (Yuste, Gustavo, 2017).

Es así como Oliver, en su constante fascinación con la naturaleza mediante la razón, intenta comprender el mundo. María Teresa Andruetto escribe: "La razón la asiste para preguntarse acerca de la política, el dinero o los alcances del arte en un mundo como el que hemos construido, como el que insistimos en destruir [y Oliver] lejos de ser una activista política, elige escribir sobre algo más antiguo, tan fuera de moda como lo es la alegría, la comprensión, el perdón, la bondad." (Yuste, Gustavo, 2017). Podría afirmarse así, que, esa perceoción especial de las cosas, esa mirada maravillada por todo aquello que rodea al gombre a pesar de "las ruienas de progreso", sirvieron a Oliver, para tomar una voz política particular.

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Mary Oliver en su juventud. Fotografía tomada por: Molly Malone Cook

Y toda esa sensibilidad se debe a la herencia de la sensiblidad naturalista de Ralph Waldo Emerson, Walt Whitman y Henry David Thoreau, la cual empezó a perfilar su estilo como "una poesía del elogio" donde se reafirma en lo natural como una nueva creación, o "poesía del asombro" ya que convive con la sorpresa siempre renovada con una devocaicón genuina por el mundo y sus misterios, lo cual, rebosa de toda sensualidad (Lausinamistica, 2013).

Por esa razón, es totalmente distinta a sus colegas contemporáneas,  en una entrevista ella comentó: “(En Estados Unidos) tuvimos un período largo de poetas confesionales. Y creo que muchas personas -sin duda Sylvia Plath y Anne Sexton- confundieron el trabajo que hacían con la terapia, y eso es una pena. Puede que me equivoque, pero creo que sentían que podían sanarse con su escritura, y eso no funcionó. Yo no suelo meterme con las cosas que me hacen infeliz cuando escribo. Quiero escribir poesías que consuelan, que diviertan quizás, que enciendan a las personas. No quiero decir que el mundo es del todo genial y maravilloso. Pero intento mantener el foco en lo que es bueno y esperanzador.” (Lausinamistica, 2013).

 

En la poesía de Mary Oliver,  su lenguaje sencillo y accesible, está arraigado al espacio de la tradición romántica, con un estilo que va desde lo obscuro e introspectivo a lo alegre y liberador, logrando transmitir generosidad y sabiduría (Deisa Tremarías, 2017).

INFLUENCIAS
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Walt Withman

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Ralph Waldo Emerson

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Henry Davis Thoreau

DE SU VIVA VOZ:
Mary Oliver
SUS POEMAS
Poema representativo

El viaje

Poema recomendado

Esa pequeña bestia

Un día por fin supiste
lo que tenías que hacer, y lo empezaste,
aunque a tu alrededor algunas voces
insistían en gritar
malos consejos…
aunque toda la casa
se puso a temblar
y sentiste el viejo tirón
en los tobillos.
“¡Arréglame la vida!”,
gritaba cada una de las voces.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento husmeara
con sus dedos rígidos
hasta en los cimientos,
aunque su melancolía
fuese tremenda.
Ya era bastante tarde
y era una noche espantosa
y la carretera estaba llena
de ramas y piedras caídas.
Pero poco a poco,
a medida que dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
a través de las láminas de nubes,
y se oyó una voz nueva
que lentamente
reconociste como tuya,
que te hacía compañía
mientras a zancadas
penetrabas cada vez más en el mundo,
con la decisión de hacer
lo único que podías hacer…
la decisión de salvar
la única vida que podías salvar.

Esa hermosa y pequeña bestia, el poema

         hace lo que le viene en gana.

Unas veces pretendo implorar a las manzanas

         pero él desea carne roja.

Otras quiero caminar tranquiliamente

          por la orilla

pero él prefiere quitarse toda la ropa

          y sumergiser.

En ocasiones quiero usar palabras diminutas

          y hacerlas importantes

pero comienza a gritar el diccionario,

          las oportunidades.

Hay días en que quiero resumir y dar gracias,

          poner las cosas en orden

y entonces comienza a bailar por la habitación

        sobre sus cuatro patas peludar, riendo

        y acusándome de ser escandalosa.

 

Pero también hay veces, cuando pienso en ti

        y sonrío,

que se sienta enmudiceido, con una pata bajo la barbilla,

        y solamente escucha.

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Mary Oliver con Molly Malone Cook in Massachusset.

Poema no popular

La próxima vez

La próxima vez lo que haría es mirar

la tierra antes de decir algo. Detenerme

justo antes de entrar en una casa,

y por un minuto ser emperador

y escuchar el viento

o el aire inmóvil.

Cuando alguien me hablase para

culparme o alabarme, o solamente por pasar el rato,

le miraría la cara, cómo la boca

tiene que trabajar, y vería cada tensión, cada

signo de lo que alzó la voz.

Y sobre todo, conocería más -la tierra

que se afirma en sí misma y se levanta, el aire

que encuentra cada hoja y cada pluma sobre

el bosque y el agua, y en todas las personas

el cuerpo que resplandece adentro de la ropa como una luz.

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