Por: Tany G Fernández G
Desde arriba
hay seres que se asoman
para regalarnos sus plegarias.
A Dios no le importa
derrochar sus migas,
nos deja esta existencia
a merced de unos rostros.
Mientras tanto
quienes siguen su camino
son las piedras que pateamos
porque los hombres, como los árboles
sólo saben aferrarse a la tierra.
Dios, que no carece de nada
también se desnuda
y se va como los hombres.
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